30 mayo, 2009

Una realidad aparte

La verdadera historia del ángel de los titiriteros.


Los ángeles tendidos sobre una alfombra de tréboles-en le paraíso todos los tréboles tienen cuatro hojas-aguardaban la llegada del Arcángel mayor. Estaban en silencio,iluminados a penas por el revés de las estrellas. Esa noche iban a ser enviados a la Tierra para proteger a los hombres del maleficio del diablo. hasta ese momento, después de haber cumplido con las prácticas de vuelo,vivían en una despreocupada holgazanería.
A la hora de la cita llegó el Arcángel. Traía un tahalí de terciopelo, una espada de oro y titilante haz de luciérnagas.
Loa ángeles formaron línea por riguroso orden de estatura. El Arcángel pasó revista. Después habló de la paciente labor que debían realizar en la Tierra. "El hombre- dijo- es una pobre criatura que por naturaleza se inclina hacia el mal. Necesita la constante y vigilada mirada de un ángel. El demonio lo envuelve en falsas redes tentadoras y logra así abundante cosecha para colmar, más tarde, sus hornallas enormes".
Terminó el discurso repitiendo algunos pasajes del manual del perfecto ángel que todos, sin lugar a dudas conocían de memoria.
Hizo una pausa, extendió la mano y señalando al primero de la larga fila, el más pequeño y escurridizo, dijo:
"Serás el ángel de los detectives".
Este dio un paso al frente, recibió el nombramiento y volando descendió a la tierra.
El Arcángel prosiguió:
"Tú el ángel de los pintores"
"Tú el de los panaderos"
"Tú el de los sastres"
"Tú el de los dentistas"
"Tú el de los diplomáticos"
Y así sucesivamente, fue designando uno por uno:Ángel de los lecheros, de los escritores, de los médicos, de los marineros, de los poetas, de los curas, de los prestamistas, de los viudos, de las mujeres infieles, de los ventrílocuos, de los astrólogos, de los astronautas, de los espiritistas. Amanecía cuando le llegó el turno al último de larga fila, el más alto y delgado.
"Tú serás el ángel de los guardanidos".
No quedó oficio, arte, estado, profesión, sin su correspondiente ángel. Hasta los vagabundos tuvieron el suyo, un ángel despeinado, con las plumas de las alas descoloridas.
Cuando el Arcángel creyó haber terminado con su tarea, vio al pie de un árbol, como si no formara parte de la angelería, a un ángel rubio y distraído bebiendo y barajando unos naipes.
Vivía apartado del grupo. A sus hermanos no les gustaba juntarse con él. Era la oveja descarriada de la familia. Tenía modales y gestos que no eran propios de un ángel. Hasta en la manera de volar un tanto provocativa -descensos que parecían aterrizajes forzosos - lo ditinguían de sus congéneres. Y para colmo, días pasados el mismo Arcángel tuvo que reprenderlo severamente. Casi pierde las alas. Lo sorprendió espiando. Había perforado una nube y miraba, muy complacido a unas muchachas bañándose en un río. Desde entonces sus hermanos no volvieron a dirigirle la palabra.
El Arcángel lo reconoció y fue a interrogarlo.
"¿Y tú - le preguntó -, que estás haciendo aquí?
El ángel escondió los naipes y la botella de vino. Se puso de pie y cruzando respetuosamente las alas, dijo:
"Nada. Aún no me ha dado ocupación".
Y respondió el Arcángel:
"!!, tú serás el ángel de los titiriteros!!.



http://www.7calderosmagicos.com.ar/Autores/BiografiasA2/JVillafanie.htm

Javier Villafañes


No hay comentarios:

Publicar un comentario